Ahora que llevo en Madrid unos meses me he puesto a pensar en lo más extraño de esta ciudad. Al principio me encantó la limpieza. Las calles están limpias. No hay casi basura en las aceras ni en los rincones. Se lo dije a Ceci (mi compi de trabajo) y me dijo que eso era mentira. Que los Españoles son un bastante guarros. Pero eso es porque Ceci no conoce Marruecos. En Marruecos hay basura hasta debajo de las piedras, en los ríos, en las puertas, en la playa, en la boca de los perros... Somos gente limpia, pero de nuestra puerta para adentro. Por todo lo de uso público nadie se preocupa. Y ese respeto en España es genial.
Otra cosa que me encantó es el transporte. No os lo creereis, porque andamos ya por el siglo XXI, pero en Essaouira los autobuses son de latón. He llegado a viajar en un autobús con gallinas y perros. Los taxis son abundantes, pero del la era pasada. Y aquí... Aquí los autobuses tienen grabada a una voz que te dice la parada: "Proxima parada Doña Berenguela". ¡Y el metro! El metro te deja en cinco minutos en la otra punta de la ciudad. La gente se debe pensar que estoy loca, pero a pesar de que este abarrotado y haga calor, yo siempre voy sonriente en el metro. Y es que es mi medio de transporte favorito.
Otra cosa que me sorprendió fueron las carreteras. Para ir de Marrakech a Essaouira no había autopista hasta este verano. Solo camino de tierra y asfalto viejo. Cuando yo me fui todavía no la había terminado. Aquí hay carreteras hacia cualquier lugar de España. A donde quieras. Y eso la gente de aquí no lo valora en absoluto. Pero para mí es un lujo. No se notan baches con el coche o el autobús. No tienes que ir en tramos a 20 km/h. No tienes que quedarte horas parado porque se ha encharcado el barro.
Pero sin duda lo que más me gustó y todavía lo que más me gusta es la moda de las Españolas. Llevan ropas atrevidas y modernas. De millones de colores. Las hay con pantalones anchos y muy "hippies", con rastas en el pelo y pendientes en la nariz. Las hay más moderaditas con botitas altas, vaqueros ajustados, y pañuelos preciosos. Hay quienes van con crestas en el pelo. Con tatuajes por todo el cuerpo. En chandal o en tacones. Hay absolutamente de todo. yo me podría pasar una mañana entera mirando pasar a la gente y fijandome en su estilo. ¡Es sorprendente la variedad! A mi me encantaría que se vistiera así en Marruecos y que nuestra religión nos permitiera poner esas botas y esas faldas. El otro día, mi padre no me oiga, me probé un vestido con mis amigas de clase cuando las acompañé a por su vestido de nochevieja....Ellas se quedaron con la boca abierta y me dijeron que debería vestir como a mi me apeteciese. Pero eso es porque ellas no han encontrado la fe que yo he encontrado. Y porque no tienen un padre como el mío claro.
Lo que menos me gusta de Madrid son los ladrones. Un domingo fui al "Rastro" con Noe, compañera de clase. Se trata de un mercadillo enooorme que montan cerca de la Latina. Se parece al de la جامع الفناء (Plaza Jamaa del Fna, nunca lo habia escrito en Español y lo he tenido que buscar). O al mercado del caso antiguo de Essaouira. Pues me dijo Noe que estuviera pendiente de mis cosas y de mi bolso porque robaban un monton. Otro día iba por el metro y una chica lloraba porque le habían abierto la mochila y sin que se diese cuenta le había cogido todo. En el D.I.A% nos han intentado robar ya tres veces. Obviamente somos expertas y les pillamos, pero es sorprendente. ¡Cuanto ladrón hay en Madrid! Le dije a Noe que no me gustaba ese aspecto de los Madrileños, tener que vivir con miedo, que en Marruecos vives mucho más segura. Y se echó a reir. Dice que es una ironía porque la mayoría de la gente sospecha que los "moros" o "musulmanes" somos unos ladrones. Entonces me reí yo también. Si se miraran un poquito a ellos mismos...se darían cuenta del pecador.
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